El Consejo recibe a las Jornadas de Málaga
El pasado día 16 de junio el Consejo recibió a una representación de los organizadores de las Jornadas de Málaga. Como recordaréis, a finales de mayo habíamos solicitado ser recibidos para presentar formalmente a nuestro máximo órgano de representación las conclusiones de las Jornadas, entre la que destaca la necesidad de convocar urgentemente un Congreso Nacional del Notariado español a celebrar en otoño con la finalidad de reflexionar sobre los retos que en la actualidad tenemos planteados.
Pues bien, antes de nada es necesario agradecer la disponibilidad del Consejo y la rapidez con la que se accedió a nuestra petición de ser escuchados. No sólo estaban presentes los 17 decanos, sino que además se entabló un animado debate e intercambio de opiniones durante más de dos horas que resultó muy fructífero para todos.
Por nuestra parte comenzamos exponiendo las razones por las que consideramos imprescindible convocar un Congreso cuanto antes. La celeridad de los cambios que se están produciendo a nivel europeo en materia económica, social y tecnológica no puede dejar de afectarnos, como es natural. Las iniciativas de liberalización de las profesiones reguladas, las innovaciones tecnológicas, la nueva sensibilidad social en materias en las que tenemos un protagonismo especial, exigen que nos reunamos para reflexionar sobre la mejor forma de seguir generando seguridad jurídica preventiva de primera calidad en un mundo cambiante.
Por supuesto que no dudamos que el Consejo tiene muy presentes en sus discusiones todos estos retos, pero tampoco cabe dudar de que un Congreso abierto, participativo, que reúna aportaciones provenientes de sensibilidades muy distintas, en donde se cuente con los compañeros que más y mejor han estudiado los diferentes temas, puede ser enormemente enriquecedor. No solo hay que tener en cuenta que la definición de la estrategia futura del Notariado debe contar con la adhesión del mayor número posible de compañeros, sino, además, que gracias a esa reflexión conjunta aquellos que luego deben llevarla a la práctica dispondrán de más instrumentos -y también- de más legitimidad para ello.
No hay que olvidar tampoco la complicada situación política que vamos a atravesar en los próximos meses. La legislatura inicia su recta final y aquellos con capacidad de influencia en la génesis y elaboración de las normas (un grupo de registradores especialmente fundamentalista que ni siquiera cuenta con el apoyo mayoritario de sus propios compañeros) saben que el otoño es la última oportunidad para cambiar nuestro sistema de seguridad preventiva por la puerta de atrás, sin debate ni reflexión pública de ningún tipo. Si en ese momento los notarios estamos organizados y movilizados en un Congreso de celebración inminente, tendremos mucha más capacidad para hacer llegar a la sociedad nuestras propuestas alternativas. Insistimos: estamos convencidos de que tenemos un buen producto que ofrecer a la sociedad. Por eso a nosotros nos interesa la luz y los taquígrafos: la publicidad, el ruido (y a veces la furia).
En ese debate no puede quedar apartado, evidentemente, nuestra organización corporativa. No consideramos que sea un tema secundario. Pensar eso es como decir que en un país moderno el diseño de su ley electoral o del poder ejecutivo son cuestiones menores. Sin duda que el paro, la crisis económica y la corrupción son los temas de fondo que más preocupan, pero mal vamos a poder solucionarlos si no reflexionamos también sobre los incentivos de nuestro actual sistema de selección de élites.
La historia reciente nos demuestra que, en el seno del Notariado, esos incentivos son deficientes. Por las filtraciones que continuamente nos llegan y por los comunicados de alguna asociación, sabemos que se pierde mucho tiempo en discusiones de carácter interno. No parece existir una unidad de criterio ni de ejecución. Esto siempre sería preocupante, pero más en los tiempos que corren. Por eso tenemos también que reflexionar entre todos sobre cómo mejorar el funcionamiento interno del Consejo. Pensamos que un sistema de elección directa de la cúpula directiva que armonice la representatividad tradicional de los Colegios con una dirección eficaz y operativa puede ser lo más conveniente, pero admitimos que pueda haber otras opiniones al respecto. En cualquier caso hay que estudiarlo y debatirlo. Y un Congreso es el lugar ideal para hacerlo.
Creemos que la idea de celebrar pronto un Congreso puede contar con bastante receptividad en el seno del Consejo. Aunque el debate se centró, más que en su oportunidad propiamente dicha, en las Jornadas de Málaga, en sus ponencias y en su difusión (lo que a la postre abona la necesidad de discutir sobre estos temas en un foro más amplio con más información) parece que este tema ya ha sido objeto de algún debate desde hace tiempo y que puede replantearse ahora. A medida de que pasa el tiempo resulta evidente que su celebración es algo que requiere –no los 236 notarios que nos reunimos en Málaga ni los más de 700 que ya se han adherido a sus conclusiones- sino las circunstancias, la simple realidad actual de nuestra profesión, que al final es el factor más perentorio de todo este asunto.
Esperamos contar con una respuesta en un plazo breve y que esta sea positiva. ¿Qué pasa si no fuera así, si el Consejo decidiese que no conviene celebrarlo, o al menos no en los términos amplios y abiertos solicitados, o en un plazo breve? En ese caso deberíamos fidelidad a las conclusiones de las Jornadas que señalan que, en tal supuesto, “estas Jornadas solicitan la colaboración de todos los notarios españoles y de cualesquiera plataformas existentes en la actualidad que les sirvan de expresión, para que se proceda a articular esa iniciativa y realizar, tanto los trabajos preparatorios, como esa convocatoria en el futuro.”
En definitiva, que tendríamos que solicitar la colaboración de todos los compañeros para convocarlo nosotros. Sería una pena, porque es el Consejo quien tiene la legitimidad de origen, la capacidad de gestión y los medios suficientes para organizarlo con mucha mayor eficacia. Pero pensamos que tampoco sería responsable permanecer en ese caso de brazos cruzados confiando en que las cosas nos las arreglen desde arriba, especialmente cuando les afectan tantas dificultades de carácter interno.
Seguiremos informando.